Pero rebobinemos un poquito sobre como fue el transito del raku oriental al raku contemporaneo.
Bernard Leach es una de las personas que ha hecho de puente entre Oriente y Occidente, sobre todo en lo que se refiere al Raku.
En su libro "Manual del ceramista " relata como tuvo su primer encuentro con el rakú:
" Dos años después de mi regreso a Extremo Oriente, en 1911, fui invitado un día a una fiesta al aire libre en casa de un amigo artista de Tokio. Veinte o treinta pintores, actores, escritores, etc., estaban reunidos, sentados en el suelo de una gran habitación para el té; se veían pinceles y platillos conteniendo colores esparcidos por todas partes, y al poco rato entregaron unas vasijas de cerámica sin esmalte, para que escribiéramos o pintáramos algo en ellas. Casi todos los japoneses bien educados son suficientemente hábiles con el pincel para poder escribir una frase cursiva decorativa, de gran belleza a los ojos occidentales, e incluso muchos de ellos también pueden pintar. Se me dijo que en el transcurso de una hora estas cerámicas serían esmaltadas y después cocidas en un pequeño horno portátil, que un hombre estaba alimentando con carbón en el jardín, algunos metros más allá de la terraza. Luché con mis pinturas y los extraños pinceles largos, se llevaron después mis dos vasijas, las sumergieron en un cubo lleno de barniz de plomo blanco cremoso y las colocaron alrededor del techo del horno, para calentarlas y secarlas durante algunos minutos antes de introducirlas cuidadosamente, con unas tenazas de largos brazos, en la caja interior del horno o mufla. Aunque esta cámara estaba ya a la temperatura de rojo naciente', las vasijas no se quebraron. Se colocaron unas tapas de refractario encima del horno y el ceramista atizó el combustible hasta que saltaron chispas. Al cabo de media hora el interior de la mufla se puso gradualmente al rojo claro y pudo verse el barniz de nuestras vasijas a través de la mirilla, fundido y brillante. Se retiraron las tapas y se sacaron una a una las relucientes vasijas, que colocaron sobre baldosas. Su brillo fue atenuándose lentamente y aparecieron los verdaderos colores, mientras se producían curiosos ruidos, leves, secos y tintineantes y el esmalte iba cuarteándose por efecto del enfriamiento y la contracción. Transcurrieron otros cinco minutos y pudimos coger cautelosamente nuestras vasijas.
En la primera mitad de la década de 1960,"El manual del ceramista" es conocido en Estados Unidos, cuando leen lo que Bernard Leach cuenta intentan desarrollar la tecnica del raku y azarosamente descubren nuevos resultados como son la reducción. De entre los ceramistas que se encontraban en esta movida estaba un artista estadounidense llamado Paul Soldner que radicalmente amplia los límites de Raku en el contexto del movimiento artístico , Soldner adopta el enfoque espontáneo de los pintores de la época. Rompió con la tradición utilizando esmaltes más coloridos, el desarrollo de nuevas técnicas de reducción en la cocción y las formas post-producción que contiene la escultura de la época. Su trabajo pionero condujo al desarrollo del moderno proceso de Raku que es utilizado por casi todos los artistas de la cerámica occidental de hoy.
Uno de sus lemas a la hora de trabajar ha sido sugerir que raku es una actitud más que una técnica o proceso.
Esto no quiere decir que raku requiera poco control o de formación. Por esto es recomendable acercarse con el respeto y la experiencia adquirida con la participación prolongada teniendo en cuenta sus limitaciones estéticas y físicas, la realización de raku se convierte en un poco más que un truco de magia divertida.
En el espíritu de raku, hay una necesidad de abrazar el elemento de sorpresa. No puede haber miedo a perder lo que se planeó en un principio. En el espíritu de raku: no se exige, no esperan nada, seguir ningún plan absoluto, que se les asegure el cambio, aprender a aceptar otra solución, y, finalmente, prefieren jugar en la intuición.
1 comentario:
Increíble, ojalá pueda, aunque sea un poco, acercarme a esta genialidad!!
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